lunes, 13 de diciembre de 2010

Ceder no es lo mismo que sacrificar

La vida y otras cosas... con un twist de limón
¡Hello! El tema del que quiero hablar hoy es sobre la diferencia entre ceder y sacrificar, que estoy segura que todos hemos confundido en algún momento de nuestras vidas. Empecemos por la  definición de ambas según la RAE. "Ceder (Del lat. cedĕre). Dar, transferir, traspasar a alguien una cosa, acción o derecho. Sacrificar (Del lat. sacrificāre). Renunciar a algo para conseguir otra cosa". Éstas son tan sólo una de las varias definiciones que ofrece pero el día de hoy me basaré en las palabras subrayadas. ¿Cuántas veces hemos sentido que estamos cediendo de más? Para mí, ceder de más significa sacrificar algo que para nosotros es de suma importancia; con la pareja, en el trabajo, con nuestra familia, etc. ¿Dónde entra la línea entre dar por complacer y ser felices con el resultado, y sacrificar algo que nos es importante? Ahí está el problema. Empezaré con las relaciones de pareja para echarle sal a la herida.


Se dice que una buena relación de pareja se vuelve duradera y es sana cuando hay comunicación. Dentro de dicha comunicación entra la negociación. Pero como buena negociación, ambas partes tienen que estar de acuerdo con el resultado de lo que se está negociando, entonces ¿por qué carajos a veces sentimos que estamos dando de más? Porque no estamos cediendo ni negociando, estamos sacrificando y eso no es sano. No sé ustedes, pero yo en relaciones anteriores sacrifiqué muchas cosas por darle gusto al señor o simplemente para no pelear, pero siempre llegaba el día en que una vocecita detrás de mi cabeza decía, "Ale, no estás feliz con esta decisión". Entonces empezamos con las insistencias, reproches y a sacar estupidez y media por la que peleamos un año atrás. Pongamos un ejemplo, el adoptar una mascota. Para mí siempre ha sido imperativo tener animales de compañía, ya que los considero parte de mi familia. ¿Qué sucede entonces cuando yo quiero un gato/perro/pez/hámster o lo que sea, y mi pareja no? Empieza la negociación y labor de convencimiento. "Ándale mi amor, vamos a adoptar a un gatito", y el galán dice: "no, sabes que soy alérgico". Aquí podemos ceder a no adoptar a un gatito si el hombre se va a morir con el minino en la casa, pero negociamos que sea un perrito. Lo malo es cuando el galán dice: no quiero y te friegas (sólo falta que diga, "porque lo digo yo"). Automáticamente está cerrándome la puerta en la jeta y no está dispuesto a negociar a adoptar otra especie animal, ya que está queriendo controlar la situación. Si yo me aguanto, no estoy cediendo, estoy sacrificando algo que para mí es muy importante. ¿Vale la pena el sacrificio? Ustedes dirán dependiendo de lo que estén sacrificando. No es lo mismo escoger la peli para echarla el domingo, y que si estamos en esos días, como mujeres queremos ver una comedia romántica con un litro de helado y al galán llorando y haciéndonos piojito a lado. El galán quiere ver una peli de acción donde se le salgan las tetas a Megan Fox. A la hora de negociar, va, nos chutamos la que él quiere; la de los coches con 50,000 caballos de fuerza a toda velocidad, tipos rudos matando a otros tipos rudos y claro, las tetas de cuantas viejas salen en la peli, que además están más grandes y como de quinceañera o de busca ovnis. Eso es ceder y lo sano es que ambas partes lo hagan; un día tú, un día yo o incluso, rentamos las dos pelis y vemos tanto al chiquito papi lovey-dovey como a las tetas perfectas . Se llega a un equilibrio y eso es sano. ¿Qué pasa cuando la balanza se inclina siempre hacia una persona? Dejamos de ceder y empezamos a sacrificar. El asunto se vuelve issue y el issue se vuelve bronca cuando empezamos a sacrificar todo lo que es importante para nosotros, como ir con la familia, el adoptar a una mascota, el lugar a donde iremos de vacaciones, la maternidad (ouch, ésa me llegó como anillo al dedo), la decisión de trabajar o no hacerlo, el salir a empedar con el club de Toby y miles de cosas más. ¡Ojo gente! Esto va hacia ambos lados. Recuerden que no hay cabrón sin una pendeja y viceversa. Si queremos tener una relación sana, empecemos ha recapitular esos momentos, quién está cediendo y quién está sacrificando. 


Vamos ahora a dar un ejemplo en el trabajo. Aquí pueden complicarse las cosas porque dependemos de un sueldo y no escogemos a nuestros jefes, que la neta muchas veces se pasan de huevos y piensan que somos esclavos en vez de empleados. No es lo mismo echarle los kilos y quedarnos más tarde para adelantar trabajo que estar a disposición de sus berrinches las 24 horas para que no nos corran. Recuerden, nadie es indispensable y cualquier día nos dan una patada en el trasero y todo lo que sacrificamos por esa chamba (familia, pareja, tiempo propio, ejercicio, etc.) se va a la goma en un segundo. En ningún momento estoy recomendando echar la hueva en la chamba porque entonces nunca van a avanzar, pero hay que encontrar un sano equilibrio entre el trabajo y la vida fuera de él, ¿cómo? ¡Exacto! Cediendo y no sacrificando lo que es más valioso en nuestras cortas vidas. ¿De qué nos sirve pasar 16 horas en una oficina si no podemos disfrutar los frutos (si es que los hay) de tanta joda con nuestros seres queridos o incluso con nosotros mismos? 


Podría mencionar miles de ejemplos más, pero no tiene caso. Cada quién sabe perfectamente de qué les estoy hablando. Tengan autoestima. ¿Vale la pena sacrificar algo que realmente quieren por un trabajo o un/a tipo/a que no les está dando lo mismo a cambio? Si piensan que sí vale la pena, entonces no se quejen cuando los manden a volar por huevos tibios (aplica a hombres y mujeres) ni empiecen a lamentarse de toooodo lo que hicieron por el/la fulano/a ni todo el tiempo que perdieron porque solamente USTEDES tuvieron la culpa. ¿A quién le dan pan que llore? 


Uno es responsable de sus propios actos, de sus propias decisiones y de sus propias emociones. Nadie, absolutamente nadie debe definir lo que harán o sentirán, sólo ustedes deben tener ese poder. Eso es realmente el poder; el ser capaces de hacer, sentir, decidir por nosotros mismos sin la intervención de un tercero, sin importar si es la mamá, la esposa, el hermano, el jefe... ¡NADIE!


Recuerden, se trata de buscar un equilibrio y no de ser una persona egoísta que ahora todo lo quiere para uno. Se trata de negociar; de ceder hoy y de recibir mañana para que pasado mañana los dos estén satisfechos, mas no de sacrificar porque ni son mártires ni les van a aplaudir por tan noble hazaña (para no decir pendeja).


Y como dijo Bugs Bunny, that's all folks! Échenle coco y piensen cómo pueden encontrar ese equilibrio en hoy en día es tan difícil de hallar. Nunca es demasiado tarde para ser felices.


Bendiciones

No hay comentarios:

Publicar un comentario